La distribución del ingreso es el tema más importante y transcendente de los últimos 50 años, aquí es el lugar en donde, según mi punto de vista, se han posicionado los grandes temas, que han marcado la agenda política y económica nacional.
De que se trata la Coparticipación sino es Distribución del Ingreso?, de que se habla en realidad cuando mencionamos las luchas de trabajadores en las distintas paritarias?, que quiere decir el Intendente cuando se queja del reparto irregular de subsidios al transporte?, de que se trató en realidad la discusión en el “Conflicto del Campo”?.
Cada uno de los actores intervinientes luchan por una mejor Distribución del Ingreso. El problema se hace más notorio aún cuando analizamos la evolución que han tenido las distintas capas sociales en la participación del Producido Nacional:
Este último punto es el que más atención merece: cuando uno hace la comparación con años anteriores la situación resulta alarmante, es decir, a principios del siglo pasado el PBI per cápita era el 70% del de EE. UU., hace 50 años el 67% de los asalariados participaban del Producto Nacional, hace 8 años que tenemos cifras de Reservas, Superavit Fiscal y Balanza Comercial que son de lo mejor que ha habido en la historia argentina; pero tenemos 5 millones más de indigentes que hace 4 años; el 10 % más rico gana 22 veces más que el 10 % más pobre; cabe preguntarse, entonces, ¿cual es, en realidad el progresismo del Gobierno si hay un 30 % de personas que vive solo con mil pesos al mes cuando, según INDEC la canasta básica es del $1040.?
¿Cuál es el fin último de la política?, ¿no es acaso la búsqueda del bienestar general?. Ese bienestar ¿no se alcanza acaso generando el escenario propicio para que la sociedad toda alcance las condiciones necesarias que le permitan acceder a una mejor calidad de vida?.
El titulo de la presente Nota encuentra su explicación en el hecho de que veo en este tema la real deuda que aún tiene la democracia con la sociedad, y es necesario que nosotros, desde nuestro espacio tomemos éste tema y lo pongamos en el centro del debate público.
Creemos en un Estado mediador de conflictos que procese los intereses de las partes buscando el diálogo, en vez de arremeter patoterilmente al que piense distinto o utilizar la caja para la compra de voluntades o para chantajear gobernadores e intendentes, o amainar índices inflacionarios al punto de llevarse puesto instituciones prestigiosas como el INDEC. No es acaso el Estado quien tiene todas las herramientas para redistribuir mejor el producido por la economía en su conjunto?. Un Estado regulador/mediador es imprescindible..
Para las democracias, el valor de la libertad es principalísimo y esencial, pero como acertadamente decía Raúl Alfonsín, esa libertad no debe ser la libertad del zorro, en el gallinero libre para comerse con absoluta libertad a las gallinas libres.
Es imperioso que la sociedad vuelva a tener movilidad social para su felicidad. Ese es, creo, el desafió que debemos asumir en este Bicentenario; en el Centenario, quizá las urgencias eran otras, los hombres de esa época debían organizar un País, o más acá en el 83, la urgencia era restablecer las instituciones democráticas.
Llevar adelante un proyecto capaz de incluir a todos los argentinos, manteniendo los valores democráticos y el respeto por las Instituciones, es el desafío de transformación y revolución de las generaciones actuales, de la cual los jóvenes no podemos ser ajenos.-
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